Sobre EVOLUCIONAR… es más fácil decirlo que…

Aceptivo - Inspiración y evolución

Por: Francisco Suárez Urquijo
Aceptivo Consultoría Organizacional

Se ha dicho que “enseñamos mejor aquello que más necesitamos aprender”. Pues bien, estoy totalmente de acuerdo. En mis seminarios hablo del amor, la felicidad, el perdón, la bondad y muchas cosas más. Sin embargo, cada día debo atender las incoherencias que tengo en esos aspectos. Lo primero que estoy aprendiendo es a no juzgarme negativamente, a no culparme; sino a aceptar conscientemente y a resignificar. Soy “incompletud” y soy perfectible. Esa es la primera gran actitud para el cambio, la transformación y la evolución. Dejo de culparme y de culpar. Soltar y fluir.

También es importante reconocerme como parte de la fuente de la cual provengo. Sabemos que venimos de una fuente divina, amorosa, abundante, ilimitada. Somos hechos a imagen y semejanza de esa fuente; en mi caso y respetando todas las creencias, mi fuente es Dios. Insisto en el respeto por las demás creencias; que venimos de una mente organizada, de una energía inteligente.  En fin, hay que vivir inspirados, que significa vivir “en espíritu”, es decir conectados a la fuente.

Esa conexión con la fuente, nos lleva a tener un propósito superior en la vida y por ende unas intenciones, objetivos, metas claras y desde luego a definir un plan de acción para lograr eso que me propongo. Es acá donde entra a jugar un papel importantísimo el tema de los HÁBITOS para lograr todo aquello que deseo y puedo lograr. Nuestros hábitos (nuestra forma de pensar, hablar, sentir y actuar) tienen un impacto directo en nuestro bienestar. Los hábitos refuerzan los patrones que conforman toda nuestra experiencia de vida.

Entonces, otra clave es ocuparnos de nuestros hábitos. Todos tenemos hábitos no saludables, no deseados, dañinos, que nos alejan del cumplimiento de nuestros anhelos más preciados (propósito, intenciones, objetivos y metas). Para ello las enseñanzas budistas, la psicología contemporánea y la neurociencia convergen en un principio sencillo: llevemos nuestra atención consciente a nuestros hábitos de pensamiento, sentimiento, palabra y acción y seremos capaces de transformar aún nuestros hábitos más dolorosos y limitantes.

Este corto artículo va dirigido en general a todas las personas; sin embargo, hay un interés especial en que sea un motivo de reflexión para los líderes en los diferentes ámbitos: político, económico, religioso, social y empresarial. Hay que entrenarnos en estar “presentes”. Para poder efectuar transformaciones que nos permitan evolucionar, tenemos que ser testigos de nuestros hábitos con una presencia consciente y comprometida que no juzgue y con un corazón compasivo y bondadoso.

Empecemos por preparar el terreno, reconociendo que los hábitos son comportamientos que se han desarrollado a través de la repetición en el tiempo. Se conforman con la necesidad de que seamos eficientes. Sin embargo, como ya lo dijimos hay hábitos no saludables, dañinos y no deseados. Por lo anterior es necesario hacer consciencia de cuáles son esos hábitos en mi vida. Iniciar la práctica de la “consciencia plena” e iniciar un proceso de nuevas acciones que estén conectadas con el propósito, las intenciones, los objetivos y las metas en tu vida. Las últimas investigaciones en temas de cambio de hábitos nos dicen que requerimos de 66 días para instalar nuevos hábitos por medio de la repetición consciente de nuevas acciones.

Conectémonos con la intención, aquello que es lo más importante en la vida de cada uno y comprometámonos con esas aspiraciones más profundas. Alinear los pensamientos, los sentimientos, las palabras y acciones con esas intenciones preguntándonos constantemente: ¿aquello que estoy pensando, sintiendo, diciendo y haciendo contribuye a mi felicidad y a mi intención más profunda?

Cultivemos actitudes de “consciencia plena”; entrenémonos y facilitemos el entrenamiento a nuestros equipos de trabajo en estos asuntos. Si asumimos actitudes a las cuales nos invita la “consciencia plena” modificaremos en una década muchos de los hábitos no saludables que tenemos como individuos y sociedad. Así continuaremos construyendo el liderazgo consciente e inspirador que requiere nuestra nueva realidad.